27.06.1997

En este momento siento que estoy llegando a sentir lo mismo que en ese día. Mi cabeza es una olla express que necesita liberar presión o acabará explotando. La válvula de escape ya no es suficiente, cada vez funciona peor. Necesito hablar, necesito sacar lo que llevo dentro de la misma forma que lo necesite ese día hace ya 17 años. Lo malo de todo esto es que ahora no me afecta sólo a mi, si no también a mi familia más cercana.

Empezaré contando lo que pasó en ese día que tengo en el recuerdo tan presente como si fuese ayer mismo. Era viernes, estrenaban en el cine "Batman y Robin" yo y mi mejor amigo, Pablo, fuimos a verla. Al salir y como cada viernes nos íbamos para la aldea. Ese viernes llevaba el el coche. Ambos estábamos estudiando. Yo no podía más, necesitaba contarle mi secreto. Necesita poder hablar con alguien de mis sentimientos y lo que me pasaba por la cabeza ya que la otra opción que veía en aquel momento era el suicidio. Durante la hora que nos llevó el camino fuimos hablando de la película y de chorradas varias (mientras yo me comía la cabeza de como decirle que era gay, tan poco y tanto a la vez). Cuando faltaba un km para llegar de mi boca salió la siguiente frase, sin pensarla, de forma completamente involuntaria y subconsciente: "Qué cachondo estaba el Chris O'Donnell (Robin)". Su respuesta: "Ya hablaremos".

Como cada viernes al llegar a la aldea el me dejaba en mi casa se iba a la suya, dejaba sus cosas y me recogía para ir al bar a jugar a las cartas con otros amigos. Proceso que duraba como mucho una media hora. Ese viernes tardó dos horas en venir. Se me hicieron eternas. Por mi cabeza pasaron todo tipo de ideas de las malas a las horribles y pasando por las peores". Fueron dos horas horribles. 

En esto escucho la bocina de su coche. Ahí estaba él, como cada viernes. Me subo al coche y lo primero que me dice es: "discúlpame, por tardar tanto pero tuve que llevar a mi abuela a no sé donde y con respecto a lo que me dijiste sobre Robin, por mi no hay ningún problema, aquí estoy para escucharte cuando necesites hablar con alguien". En ese momento toda la presión que tenía dentro de mi cabeza desapareció de golpe. Pablo empezó a preguntarme cosas con toda la normalidad del mundo sobre ese tema. Por fin tenía alguien con quien hablarlo, hacer bromas y reírme. Le estaré eternamente agradecido. Me salvó la vida en ese momento.

A fecha de hoy 14.11.14 siento que la olla express de mi cabeza vuelve a llenarse como hace ya tanto tiempo. A pesar de que mis padres ya saben que soy gay. Siento que no puedo hablar con mi madre como a mi me gustaría. No puedo decirle lo que me pasó siendo un niño, no puedo decirle que cada vez que me habla de su madre me destroza un poco más, no puedo hablarle de mi vida, de la enfermedad que padezco. De mis relaciones, problemas y mi vida diaria. Desahogarme con ella. Me gustaría hablar de cualquier tema con ella, pero me da miedo y no por que ella vaya a hacerme nada a mi, si no por hacerla sufrir. Hay un muro que necesito derribar. Pero por otro lado, también tengo que pensar en mi y algún día tendremos que enfrentarnos a ello. Y ese día se va acercando. Se que necesitaremos hablar mucho, pero para eso tengo todo el mes de diciembre de vacaciones. Necesitaremos llorar mucho los dos. Será una prueba muy dura que ambos tendremos que superar pero creo que nos ayudará a derribar barreras, sobre todo por mi parte y a que ella pida ayuda psicológica ya que en el fondo también la necesita, para superar los problemas que tuvo con su madre.