sábado, 8 de noviembre de 2014

CÁNCER

Abril del 2008. Esperábamos el resultado de una biopsia de mi madre. Lo que suelen decir siempre y para el que no lo sepa: los resultados tardan unos 15 días, si te llamamos antes es que encontramos algo malo (cáncer) y si no te llamamos nos vemos en la siguiente consulta en un par de meses. Ya podéis suponer lo que es esa espera, cada vez que suena el teléfono el corazón te da un vuelco hasta que identificas el numero. Ves que han pasado los quince días y empiezas a respirar tranquilo. Biopsia normal, bien!

Día 17 tras biopsia, yo trabajando, suena mi móvil, un par de veces, mi madre, la llamo. Me lo cuenta hay que operar tiene cáncer. Me lo dice llorando. Yo me quedo bloqueado. No se que decirle. En este momento ni lo recuerdo. Sólo sé que mi mundo se vino abajo. Empecé a pensar sólo en operaciones, tratamientos, quimioterapia, en muerte, en lo peor. ¿Porqué a ella y no a mi? Ella era más necesaria en la familia. ¿Qué sería de mi padre y de mi hermano sin ella? En mi no se perdía nada. Me hubiera cambiado perfectamente por mi madre y sin pensarlo un solo segundo.

Cáncer de piel. Tras varias operaciones. Decenas de pruebas y consultas y 5 años más tarde a mi madre le dieron el alta en oncología. Cáncer superado. Aunque seguimos con revisiones anuales en dermatología que siempre te lo recuerdan y siempre te mantienen un tiempo en vilo hasta que llegan los resultados de las pruebas. 

Mi madre es una mujer muy fuerte. Aún así en todos esos años cuando tenía algún bajón yo fui siempre su paño de lágrimas. Mi padre y mi hermano estaban completamente perdidos. A mi padre se le sacaba el tema y se ponía a llorar y se derrumbaba y a mi hermano casi ni se le podía hablar. Siempre se le dijo que no era nada grave. Mi madre siempre quiso minimizarlo todo con él. Yo era el encargado de animarla en sus momentos peores. Tanto es así, que siempre me decía: "no quiero morirme sin subir a un avión". Y yo sin pensarlo y sin preguntárselo me compre unos billetes, reserve hotel y cuando ya tenía todo en la mano la llamé para decirle las fechas. Ahora siempre me dice:"nunca podré agradecerte ni pagarte ese viaje a Madrid y lo bien que me vino". Y yo pienso para mi, "si supieras lo bien que me vino a mi también y lo orgulloso que estoy de ti".

En  todo ese tiempo fui incapaz de soltar una lágrima, ni cuando estaba con ella en su casa ni cuando estaba solo en la mía. Con lo que me tragué mis propios sentimientos y los de mi madre. Me lo tragué todo. Y todo sigue dentro de mi. 

No he vuelto a pisar la playa, hasta el año pasado que le dieron el alta. Por tanto, para qué iba a cuidarme físicamente. Empecé a abandonarme, a aislarme y lo que es peor en mi cerebro se abrieron puertas relacionadas con mi infancia, con la playa y con uno de los dos hermanos del primer post: mi tío-abuelo. Imágenes sin sentido en ese momento y que posteriormente revelaron abusos sexuales cuando era niño.

No hay comentarios:

Publicar un comentario